Apenas abrimos nuestras redes sociales, vemos con creciente preocupación que una extraña enfermedad, cuyo nombre pareciera apocalíptico, amenaza a nuestra sociedad.
Evidentemente el problema es grave, el Coronavirus ha sido catalogado como una pandemia a nivel global. En pocos meses se ha extendido por varios países y gracias a la globalización, su presencia se siente en casi todos los rincones del mundo.
Paranoia, egoísmo, preocupación, miedo, son apenas algunos sentimientos que empiezan a aflorar en las personas. Quizá nos encontremos en una fase determinada de la pandemia, pero eso no debe significar que tengamos frente a nosotros al fin del mundo, tal y como lo conocemos. En todo caso, las pandemias simplemente se refieren al nivel de transmisibilidad de una determinada enfermedad.
Por la ubicuidad del internet, estamos ante la primera pandemia que se está viviendo en tiempo real, números de enfermos, de fallecidos o de casos sospechosos, son actualizados constantemente a lo largo de los días. Todo el mundo está hablando del Coronavirus. Nos dejamos llevar por el pánico cuando vemos el desplome de las bolsas de valores en todo el mundo.
Vemos los números terribles sobre los casos en Italia o España y nos dejamos abatir por esa sensación de incertidumbre que reina en estos casos. Sí, tenemos que estar informados, pero también es necesario resaltar las buenas noticias que existen sobre el combate de esta pandemia.
1. ¿Quieres saber quién es el culpable de todo esto?
Ya tenemos a un culpable. Los científicos han logrado identificar el causante de los estragos que estamos viendo. Lo mismo pasó cuando en junio de 1981, empezaron a aparecer los primeros casos de SIDA entre las personas. Dentro de su ignorancia, muchos empezaron a culpar a la comunidad homosexual. Dos años después, se logró aislar al Virus de Inmudeficiencia Adquirida (VIH) y se concluyó que era el causante de la enfermedad.
Básicamente sucede lo mismo con esta enfermedad. Los científicos lograron identificar a este coronavirus y concluyeron que es de la misma familia del SARS, siendo bautizado como COVID-19. Aunque su origen es natural, probablemente sufrió una mutación que le permitió ser transmitido a los seres humanos.
2. ¿Acaso es posible detectar de manera eficaz a quién padece este coronavirus?
A partir del 13 de enero de 2020, se encuentra disponible el análisis médico que permite detectar la presencia de este virus en las personas que son portadoras. Adicionalmente, se siguen realizando ensayos para perfeccionar la sensibilidad de estos análisis médicos, siendo capaces de detectar la presencia de anticuerpos contra el coronavirus, a los 15 minutos de haber sido tomada la muestra.
3. El Dragón Asiático resurge de sus cenizas
Gracias a las extremas medidas impuestas en China para atender esta pandemia, se concluyó que el control y el aislamiento son fundamentales para hacerle frente a la pandemia. El número de casos sospechosos, de casos confirmados y de muertos ha ido disminuyendo de manera progresiva.
Si bien es cierto que, en algunos países, se hace seguimiento desde el punto de vista epidemiológico, aún existen algunos sitios focalizados, lo que permite controlar con facilidad la progresión de la enfermedad.
Aun así, esto ha permitido, de manera gradual, que las actividades en China retornen poco a poco a la normalidad.
4. La mayoría de los casos reportados son leves.
Desde el punto de vista estadístico, en un 80% de los casos reportados, las personas no presentan síntomas o estos son muy leves. Existe un 15% que puede derivar en una neumonía grave y el 5% restante puede ser crítica.
5. ¿Quienes padecen el COVID-19 se curan?
Recordemos que el amarillismo en los medios de comunicación siempre vende. Sí, existen momentos en que el número de afectados aumenta, pero pocas veces verá en las noticias que también ha ido en aumento el número de personas que se han curado. De hecho, estadísticamente hablando, la proporción de personas curadas es diez veces superior a la de personas fallecidas.
6. Los niños casi no son afectados por el COVID-19.
Apenas el 3% de los casos reportados, ocurre en personas menores de edad. Asimismo, la mortalidad en personas menores de 40 años apenas es 0,2%. Por ello, a veces se ha dicho que los niños pueden portar esta enfermedad, pero no la padecen. Se convierten en los portadores perfectos.
7. Una bomba biológica que se desactiva fácilmente.
Este COVID-19, se desactiva fácilmente de las superficies en las que se encuentre, en presencia del etanol o el alcohol, peróxido de hidrógeno (agua oxigenada al 0,5%) o lejía. De hecho, lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón es extremadamente eficaz para evitar el contagio.
8. En todo momento se están publicando artículos de divulgación científica sobre el COVID-19.
Estamos viviendo, en vivo y directo, el desarrollo de investigaciones científicas de alto nivel. Haciendo una pequeña búsqueda online, podemos encontrar más de 150 publicaciones y artículos de divulgación científica que hablan sobre el COVID-19. Desde trabajos y ensayos preliminares, hasta diagnósticos, tratamientos, aspectos clínicos que permiten la identificación y patología de esta enfermedad. Es ciencia compartida en estado puro.
9. Las vacunas contra el COVID-19 están a la vuelta de la esquina.
Actualmente, el avance tecnológico de nuestra sociedad, nos ha permitido desarrollar y diseñar nuevas vacunas de manera increíblemente rápida. Por lo menos existen ocho investigaciones o prototipos de vacunas, en estado de desarrollo o en estado de prueba. Existen voluntarios que, en nombre de la ciencia, de manera desinteresada se ponen en manos de los científicos para que estos prototipos de vacunas sean probados.
10. ¿Les parece poco? También hay prototipos de antivirales en pleno desarrollo.
Las vacunas son para evitar los contagios, pero ¿qué pasa con los que están padeciendo el COVID-19 en este instante? Llegó el turno de los antivirales. Por lo menos existen 80 prototipos de tratamientos antivirales, capaces de tratar eficazmente a las personas que padecen este coronavirus. Ya se encuentran probados, aprobados y se ha determinado que son seguros para su consumo.
Por ejemplo, el antiviral de amplio espectro “Remdesivir”, fue probado con éxito contra el Ébola y el SARS, demostrando ser capaz de inhibir la replicación del virus.
¿Podría volver a ocurrir una situación, de proporciones similares, a la pandemia de la gripe de 1918?, probablemente no. Nunca antes, la sociedad ha estado mejor preparados para combatir una pandemia.
Calma y cordura.