Seamos honestos: a medida que las personas envejecen, ¿Es probable que se encuentran más débiles y sienten cómo empiezan a ceder los músculos que siempre los apoyaron?
En honor a la verdad, ninguno de nosotros tenemos la convicción de que vamos a seguir siendo lo bastante robustos como para terminar nuestros años de vida como un roble centenario. En realidad, desde el punto de vista de la biología del ser humano, existe una condición natural llamada “sarcopenia” que forzosamente lleva a la pérdida de músculos con la edad. En promedio, en el ser humano hay una pérdida de alrededor del 10% cada década desde el momento en que uno llega a los 40 ó 50 años de edad. Obviamente, esto puede tener efectos perjudiciales severos como ser más propenso a las fracturas y a las caídas, debilidad en el cuerpo, e incluso menor movilidad con el paso del tiempo, terminando postradas las personas en sillas de ruedas o en camas clínicas.
En contraposición a ello, los efectos positivos de una buena salud muscular son ampliamente conocidos y totalmente convincentes. Estamos claros en que no vamos a ser jóvenes por siempre, pero podemos ralentizar el proceso de envejecimiento. Adicionalmente, se sabe que la masa muscular saludable que es el resultado de una buena ingesta balanceada de proteínas proporcionar los ingredientes básicos para la construcción de músculos sanos, lo que conduce a un estilo de vida menos sedentario y ayuda a realizar actividades divertidas y espontáneas evitando que te canses en exceso.
Igualmente, es de sobra conocido que el hecho de gozar de una buena salud muscular, reduce la fragilidad de los huesos, toda vez que permite una estructura corporal mucho más fuerte, reduciendo de esta manera el riesgo de padecer enfermedades como la osteoporosis. Una masa muscular sana y adecuada eventualmente ayuda a mantener el sobrepeso adicional bajo control, debido a la dieta rica en proteínas que se encuentra asociada a este estilo de vida.
Seamos realistas, el ser humano está diseñado genéticamente para ir envejeciendo desde el mismo momento en el que nace. El envejecimiento es una realidad ineludible, lo que conlleva a que ocurran ciertas situaciones, las cuales a veces no sabemos cómo afrontarlas.
A partir de los 40 años de edad, la pérdida de la tonicidad y de la masa muscular es uno de los principales cambios que empezamos a notar en nuestros cuerpos, no solamente desde el punto de vista estético, sino que también ciertas actividades y rutinas empiezan a dejarnos más cansados de lo habitual.
Para retrasar el proceso de envejecimientos de nuestros músculos o incluso tratar de revertir la pérdida de masa muscular, todo lo que tenemos que hacer son ligeros cambios de hábitos que nos van a ayudar a mejorar nuestro estilo de vida y puede que incluso repotencie nuestra autoestima.
Pero, ¿por qué estoy perdiendo mis músculos?
Tendríamos que partir del principio que cada cuerpo es totalmente diferente a otro. No todos reaccionan de la misma manera a los ejercicios, a los hábitos diarios ó incluso a las formas y maneras en la que ingerimos nuestros sagrados alimentos.
El insomnio es uno de los grandes enemigos de los músculos. Ante la falta de sueño, nuestro cerebro empieza a dar la orden para que nuestro cuerpo empiece a producir menos testosterona. Los músculos crecen cuando descansamos. Por lo tanto, si tienes problemas de sueño y no te recuperas de tus sesiones de entrenamiento o del ajetreo diario, entonces la pérdida muscular está garantizada.
Pero lo que sí es un común denominador sobre la pérdida de la masa muscular, a cualquier edad, es que, si no se realiza ninguna actividad física de importancia, tu cuerpo empezará a perder tonicidad muscular. Recordemos la Teoría del Uso y Desuso desde la perspectiva evolucionista del ser humano: LO QUE NO SE USA SE ATROFIA.
En consecuencia, si no nos ejercitamos con regularidad, existe un altísimo grado de probabilidad de que nuestros músculos empiecen a atrofiarse.
Si a lo anteriormente señalado le agregamos el hecho de que a partir de la cuarta década de nuestra existencia inicia el declive del cuerpo humano, tendremos entonces el coctel perfecto para un cuerpo flaco, enjuto y enclenque.
¿Cómo puedo recuperar mi masa muscular rápidamente?
Estos consejos te ayudarán a recuperar la masa muscular que hayas perdido, presta mucha atención:
FIJATE UN OBJETIVO: Al establecer un objetivo claro y especifico en el tiempo, ello te permitirá fijarte una meta. Puedes dividirla en pequeñas metas mensuales o semanales, de esa manera cada vez que cumplas con alguna te sentirás mucho más motivado a seguir.
BEBE MÁS AGUA: Recuerda beber mucha agua todos los días. Nuestros músculos están hechos de un 70% de agua, eso significa que, para ser más grandes y fuertes, tendremos que beber una cantidad mayor del vital líquido diariamente.
SUPLEMENTOS ALIMENTICIOS: Si aún encuentras dificultad para incrementar tu masa muscular, especialmente si te aburre o no puedes estar contando calorías, considera elegir suplementos dietéticos que te puedan ayudar a llegar a la meta deseada. Antes de ello, siempre es recomendable consultar la opinión de un médico para evitar posibles contraindicaciones.
ENTRENA UNA HORA: Trata en la medida de lo posible, que tu entrenamiento para ganar peso muscular no exceda de una hora diaria. No nos estamos refiriendo a que solamente te limites a levantar pesas y olvides los ejercicios cardiovasculares, sino que precisamente el entrenamiento que te sirve para aumentar la masa muscular no exceda de los sesenta minutos.
COME MAS: Es necesario que incrementes el número de calorías e ingesta de proteínas, para empezar a construir los andamios de tus músculos. Esto te ayudará a ver los resultados de una manera mucho más rápida.
TRABAJA TUS MÚSCULOS MÁS GRANDES: Si apenas estás empezando a recuperar tu masa muscular, básicamente cualquier entrenamiento debería servirte para iniciar el proceso de creación de tus músculos. Pero si ya tienes tiempo entrenando, quizá lo más recomendable sea que por un tiempo ejercites con mayor frecuencia los músculos más grandes, eso si tu objetivo es incrementar tu peso.
SE CONSISTENTE: Insistir, resistir y persistir. Ser consistente en los entrenamientos es la clave para construir y aumentar tus músculos. De nada vale tener los conocimientos si no los aplicas. Al ser consistente, mentalmente te sentirás comprometido a seguir entrenando y mejorando tu sistema muscular.
Recuerda que los primeros pasos siempre son pequeños, pero a medida que avanzamos veremos resultados prometedores.