Después que pase la pandemia
Cada vez más analistas e instituciones centran su atención en la crisis económica que se avecina, y algunos de ellos se atreven a predecir que será peor que la de 2008. Sin embargo, algunos han comenzado a culpar a la pandemia COVID-19 como una posible causa.
Es probable que la crisis actual, sea más grave que la explosión de la burbuja financiera del año 2008 porque afecta a toda la economía, con un colapso de la oferta debido al cierre de fábricas y un colapso similar de la demanda con miles de millones de personas encerradas, todo a nivel global.
Los sectores del transporte y el turismo han sido los primeros en sentir la primera andanada de golpes económicos, a diferencia de industrias como las asociadas a los productos farmacéuticos, sector salud, productos sanitarios, los alimentos y el comercio en línea han experimentado un impulso.
Las cartas sobre la mesa
Hoy en día, nos preguntamos si la economía mundial muestra signos de que estamos al borde de una gran crisis. No debemos quedarnos sólo con el hecho de que va a haber una crisis, sino con la oportunidad, lo que podemos hacer para combatirla y cómo podemos salir adelante.
Ya sea en unas pocas semanas o en unos pocos meses, la crisis económica ya estará llegando. La idea no es generar pánico, sino conciencia, ¿qué puedo hacer? ¿Cómo puedo aprovechar esta oportunidad?
A las puertas de una nueva Gran Recesión o la era del Gran Confinamiento
La pandemia COVID-19 puede terminar siendo la chispa de la crisis económica mundial que se avecina, aunque esa no sea su causa principal. La situación llevará a un aumento de la falta de vivienda y más quiebras.
Si conocemos la historia, podemos predecir el futuro
En enero de 1918 estalló la pandemia conocida como “gripe española”; para cuando terminó en diciembre de 1920, habían muerto más de 40 millones de personas. Afortunadamente, las consecuencias de la pandemia derivada del COVID-19 o SARS-CoV-2, como también se le llama, no alcanzarán la dimensión de esa tragedia.
Irónicamente, la crisis económica resultante será mucho mayor
La razón de ello es que se suponía que una crisis económica mundial iba a ocurrir hace varios años. El sistema económico mundial que se ha desarrollado en las últimas cuatro décadas es mucho más frágil que el de 1918, a pesar de que Europa fue devastada después de la Gran Guerra.
En ese momento, la potencia mundial en ascenso, los Estados Unidos, se encontraba en una situación económica razonablemente buena. Su deuda privada era un poco más del 50% de la renta nacional. A partir de entonces comenzó a aumentar, llegando al 140% durante la Gran Depresión.
Hoy en cambio, al comenzar una nueva recesión económica, con rápidas caídas en los mercados de valores de todo el mundo y con las fábricas chinas -el taller industrial del mundo- tratando de recuperarse, la deuda privada de los Estados Unidos está por encima del 150% de su ingreso nacional, sólo ligeramente por debajo de su punto máximo, en la crisis financiera de 2008.
La deuda de las empresas es más alta que nunca
Esto sí es un verdadero problema.
Vivimos en una era de capitalismo, en la que más ingresos llegan a los propietarios de la propiedad física, financiera e intelectual, mientras que la gran mayoría permanece en una inseguridad económica estructural.
Las previsiones económicas marcan un terrible repunte económico Si las caídas de los mercados de las últimas semanas y las perturbaciones del sistema de producción continúan, los ingresos de millones de personas en todo el mundo disminuirán y no podrán pagar sus deudas.
Como resultado, millones de personas reaccionarán reduciendo sus gastos, lo que reducirá la demanda de productos y servicios, aumentando el desempleo. Dado que en todo el mundo hay muchos millones de personas en situación precaria que hace un decenio con ingresos inciertos y fluctuantes y que viven con una deuda casi insostenible, muchos serán muy vulnerables a cualquier recesión económica.
Mayor fragilidad social asociadas a la pérdida de los empleos
Como millones de trabajadores, carecen de apoyo para hacer frente a los altibajos de los seguros de vida y de los seguros para acceder a las prestaciones estatales. La crisis económica tendrá fuertes efectos multiplicadores que llevarán a más personas sin hogar, más quiebras y más morbilidad y mortalidad, además de las cifras relacionadas con la pandemia.
Lamentablemente, se prevé que las tasas de desempleo se disparen, en particular en los países en los que recientemente se han alcanzado niveles históricamente bajos, como Gran Bretaña y los Estados Unidos.
Y es que el fenómeno de la desaceleración económica, dependió en gran medida del auge de los puestos de trabajo asociados a la llamada “Economía Colaborativa”, como los taxistas y los repartidores, que ofrecen poca o ninguna protección social.
De hecho, esta situación ha marcado de tal manera a la sociedad, que ya se habla de la “Uberización” de los puestos de trabajo, es decir, la precarización de la fuerza laboral, que realiza un esfuerzo supuestamente colaborativo, bajo el amparo de plataformas tecnológicas que prestan sus sistemas para conseguir trabajos temporales.
Los efectos se verán exacerbados por los altos niveles de desigualdad y más personas pasarán a formar parte del mercado más desfavorecido.
Entre las consecuencias sociales, habrá un intento masivo de “aislar”, de mantenerse alejado de los lugares de trabajo y centros de entretenimiento y ocio, debilitando aún más la economía.
En estas circunstancias, lo primero que hay que hacer es encontrar la manera de dotar a nuestras economías y a nosotros mismos de mucha más resistencia social, económica y política.
La temida inflación o de cómo será eterna la historia del caballo persiguiendo a la zanahoria
El efecto que la crisis tendrá sobre los precios, también es fuente de gran incertidumbre. Con una presión deflacionaria, a consecuencia del colapso de la demanda de bienes y servicios por un lado y una posible presión inflacionaria causada por la devaluación de las monedas, junto a la posible escasez por el otro, sería el coctel perfecto para una situación económica mundial similar a la que devino luego de la Segunda Guerra mundial.